Niko Garavi /México

El placer de lo inmediato
Una gran carga de expresividad se manifiesta en cada uno de los trazos que conforman esta serie de obras. Podríamos dar inicio a nuestro acercamiento poniendo como tema, la identidad en la contemporaneidad, en -lo actual- para ir planteando desde este momento la inquietud que para el autor representa la idea de como el "individuo" se va perdiendo y desdibujando en el oleaje de las multitudes, y a su parecer ese desvanecimiento de la "identidad individual" en la masa es uno de los ejes que dan soporte a su presente exposición. A su vez, nos pone de frente el tema de la soledad-acompañada-, es decir, la las desconexiones que se experimenta en las sociedades por la falta de empatía, uno de los casos podría ser la sociedad del espectáculo, de donde además el autor extrae algunos de sus contenidos. Otra de sus fuentes, de las que el autor se nutre, es el tema del consumismo. Desde ese lugar, Niko hace una fuerte crítica al consumo exagerado e insiste con eso en la idea de la pérdida de la identidad-subjetividad donde poco a poco la personalidad se ve arrastrada y devaluada al límite en que la imagen de lo humano se confunde con la del objeto. Por otro lado, si se busca hacer una relación entre el título de la exhibición y las obras, estaríamos cayendo en una forma común de verlas, ya que para nuestro autor el nombramiento suele ser arbitrario, ya que él mismo considera que el bautizar a una pieza debería ser libre, breve y simplemente inmediato o en lo posible irracional e ilógico. Esto nos da la oportunidad como observadores de aproximarnos al conjunto de su obra, como algo abierto a la espera de que cada uno de nosotros pueda encontrar una estructura, se integre de forma personal en diálogo libre, subjetivo y profundo.


Niko Garavi, nació en Guadalajara, Jalisco, en 1991. Desde los seis años mostró una inclinación natural por el dibujo, encontrando en el arte un refugio y un medio para observar el mundo desde la introspección. Durante su formación en la Universidad de Guadalajara, comenzó a desarrollar una mirada más crítica y simbólica sobre la existencia, proceso que consolidó en el taller del escultor y pintor “El Infeliz”, espacio donde encontró libertad creativa y comenzó a definir su propio lenguaje plástico. La obra de Garavi, está profundamente marcada por sus experiencias personales. Creció rodeado de una atmósfera donde la vida y la muerte coexistían de forma cotidiana: familiares que trabajaban como sepultureros en el panteón local y los años que vivió en una funeraria perteneciente a su tío moldearon su percepción del cuerpo, la ausencia y la memoria. Estos elementos se reflejan en una producción que explora lo efímero, la soledad y la extraña belleza que habita en lo fúnebre. Su arte se mueve entre la melancolía y la contemplación, dando voz a los silencios que acompañan lo humano.





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