Karina Román Díaz  /Chile

Naturaleza muerta: hacia una nueva visualidad 

La exposición presenta una serie de óleos sobre lienzo que propone una relectura actualizada de dos obras del Siglo de Oro neerlandés, realizadas por Pieter Claesz: Still life with Musical Instruments (1623) y Still life with a Skull and a Writing Quill (1628). La obra explora cómo los símbolos y disposiciones de la tradición de vanitas dialogan con objetos, materiales y significados propios de nuestro tiempo. A través de la cita visual y la reinterpretación, las composiciones conservan la esencia de sus referentes, pero sustituyen o actualizan sus elementos con objetos reconocibles, domésticos y de consumo masivo como envase de margarina, caja de jugo, metales de ollas corrientes o espejos adquiridos en la calle. Esta selección, lejos de buscar la ostentación, rescata la carga simbólica de lo cotidiano y otorga un carácter popular a la naturaleza muerta.
 La obra derivada de Still life with Musical Instruments, compuesta por cuatro lienzos de 37 x 30 cm, mantiene en gran medida la disposición y atmósfera del original, pero incorpora una iluminación más intensa y contrastada. Los claroscuros marcados generan transiciones entre la síntesis y el detalle, entre la materialidad y la representación. Esta estrategia técnica acerca el género a un lenguaje visual sin renunciar a su tradición compositiva.
 Por su parte, la serie inspirada en Still life with a Skull and a Writing Quill, compuesta por cuatro lienzos de 37 x 30 cm, propone distintas versiones de una misma pintura, explorando variaciones compositivas y llevando al límite las posibilidades de la imagen mediante transparencias, superposiciones y efectos propios de lo digital de nuestra era. La calavera -en este caso, un modelo artificial- se yuxtapone a la obra citada para acentuar su valor como memento mori, constante que atraviesa todas las épocas. La penumbra, interrumpida por la luz de velas dispuestas en candelabros de diseño actual, conserva el dramatismo barroco, mientras que la combinación de objetos históricos y actuales crea un puente temporal que evidencia qué símbolos se mantienen inalterables y cuáles han mutado con el devenir cultural.
En conjunto, la propuesta plantea que la naturaleza muerta puede resignificarse hacia una nueva visualidad. El diálogo entre lo antiguo y lo contemporáneo transciende lo formal para convertirse en un ejercicio conceptual al desplazar los objetos de su contexto original e insertarlos en nuestra cotidianidad. La obra invita a reconsiderar cómo construimos sentido, cómo habitamos el tiempo y cómo la pintura continúa siendo un espacio para pensar sobre la vida, la muerte y aquello que permanece.

Karina Román Díaz (Santiago, Chile, 1987)
Artista visual y profesora titulada en ambas carreras por la Universidad de Chile. Desde hace varios años, ejerce como docente en las asignaturas de Color, Dibujo, Talleres Centrales y Taller Instrumental en la Licenciatura en Artes con mención en Artes Visuales de la Universidad de Chile, así como en el Instituto Artístico de Estudios Secundarios (ISUCH) de la misma institución. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas a nivel nacional, obteniendo reconocimientos como finalista y ganadora en diversos concursos de arte.
En su labor docente, impulsa metodologías que potencian los intereses individuales de cada estudiante, fomentando la comprensión temprana de fenómenos artísticos a través de la práctica y la reflexión.
Su práctica artística se centra en el género de la naturaleza muerta o bodegón, con especial interés en el objeto, alimento y su contenedor. Su obra visibiliza el consumo cotidiano de alimentos, integrando la participación del público mediante redes sociales y generando una radiografía sutil de la cultura local. Este diálogo directo con la audiencia forma parte del proceso creativo, incorporando observaciones y opiniones que enriquecen las piezas finales.
Román entiende la pintura como un puente entre la tradición y la contemporaneidad, capaz de provocar múltiples reflexiones sobre el género, su vigencia y sus posibilidades. Su trabajo posee un marcado carácter pedagógico, tanto conceptual como formal, ofreciendo herramientas que permiten al espectador interpretar, cuestionar y construir sus propias conclusiones frente a la obra visual.

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