Claudio Miranda /Chile
Canciones Para Después De Una Guerra
¿Son bélicas estas pinturas de Claudio Miranda? La respuesta podría ser afirmativa, solo si aceptamos que pintura y guerra no suponen necesariamente la representación gráfica de un campo de batalla. Ni víctimas dolientes, ni furia bélica. Antes que eso: planos de color, siluetas lineales, campos atravesados por una luz tenue que anima apenas el paisaje oscuro. Cartografía, abstracción, decoración, dibujo. Esas son las claves formales de las que se vale el artista para trazar el encuentro entre su figuración austera y una superficie manchística que lo mismo habla de pintura que de tiempo acumulado. Producidos a través de derrames y veladuras, los fondos sobre los que Miranda construye sus escenas misteriosas tienen tanto de ficción surrealista, como de planificación cartográfica. Pero pueden sugerir la presencia de un espacio tridimensional. Mutar a montañas o riscos o campos de nubes pesadas, como si antes que la idea, en el universo del artista fueran precisas manchas - que como una sopa primordial- anticiparan el desarrollo posterior de la imagen. Victor Hugo y antes de él, Leonardo, se inspiraron en la superficie caprichosa de una mancha para visualizar una imagen, estímulos psíquicos antes del señor Rorschach. Lineales casi siempre, los elementos que animan las superficies de las telas, aparecen antes como ideas, que como encarnaciones corpóreas que el pintor quisiera instalar frente al espectador. Hijas del dibujo esquemático (ese con el que se desguazan automóviles para explicar su funcionamiento o para indicar instrucciones) las naves de combate, o esas extrañas criaturas anfibias que aparecen en algunas obras, figuran como los protagonistas de unas ficciones que escabullen la narrativa directa y optan por la sugerencia de una atmósfera inquietante. O incluso la configuración de un improbable patrón decorativo. Juegos de lenguaje, que escabullen la comunicación directa, y optan en cambio por el misterio. Lo que Claudio Miranda propone en estas obras es tanto un universo simbólico -teñido de ironíacomo la configuración de una particular combinación de figuración y abstracción, dos territorios plásticos que alguna vez estuvieron en disputa. Porque en el arte, también se libran batallas.
César Gabler Santelices